El Internet de las Cosas o IoT (Internet of Things) en inglés es un concepto que, pese a no ser nuevo, ha entrado con mucha fuerza en 2017. Kevin Ashton fue el primero en utilizar este término, allá por el año 2000, para referirse a la relación e interconexión que hay entre Internet y los objetos cotidianos.

No es extraño que esta revolución del IoT ocurra precisamente ahora en 2017, cuando parece que la experiencia de usuario está permanentemente conectada al omnipresente Internet.

En pleno siglo XXI, todos los objetos parecen estar conectados a la red de una forma u otra, sólo hace falta echar un vistazo a las tiendas de tecnología. Smartphones, smartwatches e incluso smartcities son otros conceptos que vienen oyéndose desde hace varios años y que han tenido su esplendor ya durante el pasado 2016.

El Internet of Things forma parte de la revolución e innovación tecnológicas que se están viviendo y que permiten a los usuarios estar no sólo constantemente conectados, sino, y quizá a su pesar, proporcionar datos a las marcas y negocios.

Dicho de otra manera, tener un smartphone conectado a Internet no sólo es cómodo y práctico, también una fuente de información de los hábitos y formas de consumo de los clientes.

Por este motivo muchas empresas se han dado cuenta de que su futuro se halla en el Internet de las Cosas. Al permitirles disponer de datos e información a tiempo real sobre sus clientes, tanto actuales como potenciales, el IoT les ayuda a tomar decisiones mucho más precisas y menos arriesgadas en relación a las estrategias de venta. Por supuesto, lo mismo ocurre para aquellas compañías que tienen la customer experience como piedra angular de su empresa.

El IoT como base para una Customer Experience satisfactoria

La información es poder, sin lugar a dudas, y con ella, las empresas puedes ser capaces de mejorar sus servicios, sus productos y la manera en la que se relacionan con sus clientes. Parece obvio, ¿verdad? Pero los cambios no siempre son fáciles de implantar.

El Internet of Things ha permitido proporcionar información a las empresas y éstas, al ser conscientes del potencial de esta herramienta, han sabido aprovechar el momento saliendo beneficiadas. ¿Cómo? Interiorizando los datos de sus clientes para armar una customer experiencie personalizada, concreta y satisfactoria.

De esta manera, los e-commerce y e-business son capaces de ofrecer una experiencia de compra mucho más completa, más específica para cada usuario y afín a sus intereses. Gracias a los datos registrados a través de los dispositivos conectados a Internet, las empresas son capaces de conocer los hábitos de consumo de sus clientes potenciales al detalle, pero también de aquellos que vuelven a visitarles.

El IoT no sólo les permite captar nuevos clientes, también fidelizarlos ofreciéndoles siempre cosas nuevas. Algunas acciones pueden ser, por ejemplo, la creación de promociones y ofertas para grupos y nichos concretos, acciones de remarketing y de inbound marketing, e incluso una reformulación de su target objetivo.

Todo ello con un claro destino: mejorar la experiencia del cliente y aumentar las ventas.

 

 

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